Por Osbaldo Salvador Ang.- Don Saúl González Herrera decía que en política nadie puede tomar decisiones en función de sus intereses personales.

Por eso condenaba, o al menos disentía, con los tránsfugas de los partidos que, en aras de ocupar espacios de poder, se cambian de partido como cambiarse de calzones.

Bueno, hay otros, como La Corraleja, que creo ni siquiera los usan.

Por eso causan pena ajena los priístas de Ciudad Juárez, que pelaron gallo del tricolor a Morena.

Son seudo políticos fracasados, frustrados por no lograr espacios de poder, pero no porque se les hayan negado, sino porque –como decía Miguel Etzel Maldonado- no les alcanza.

Figuras como Toño Andreú o Jaime Castañeda, acreditan fehacientemente este aserto.

Nora Yu es caso aparte, porque nadie sabe cómo es que la presentan como tránsfuga si es candidata suplente al Senado por el partido de la degeneración.

No es apología del PRI, que conste, sino análisis y percepción de la ruda ambición de poder que lleva a ciertos personajes a perder la congruencia y la dignidad por un hueso.

Y lo digo desde aquí, porque éste es mi pódium.

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