Día de Muertos, la tradición que da vida a los panteones
Delicias.- Miles de habitantes saturaron los 6 panteones de la ciudad, que volvieron a la vida con el color, la música, olores, sabores y la mezcla de emociones con motivo del Día de todos los muertos.
En un recorrido por los panteones, sobretodo por el municipal que es el más importante, desde muy temprano se observó largas filas de asistentes que buscaban ingresar a depositar sus ofrendas florales a sus fieles difuntos, muchos de ellos perdieron la batalla contra el Covid-19.
Pesé a que el sol ‘pegaba’ duro y a las restricciones sanitarias por la pandemia, familias completas acudieron al camposanto para preservar las tradiciones mexicanas.
Desde niños, jóvenes y no tan jóvenes, llegaron cargando azadones, escobas, picos, palas y baldes, y las ofrendas de flores de muchos colores.
En ramos o en arreglos, traían las más significativas como cempasúchil, la nube, bola de nieve, y las de colores guinda, amarilla y rosa matizada para dejarlas como ofrendas, mientras que algunos otros llevaban los arreglos con imágenes de Jesucristo o algún santo en que el difunto creía y tenía fe.
En algunas tumbas se escuchaba el rezo de rosarios, en otras lamentos, carcajadas, los recuerdos y algunas, pero no pocas, la música al son de la tuba y guitarra, que aliviaban o aminoraban la sensación de dolor por la pérdida de su ser querido.
A las 10 de la mañana y a las 4 de la tarde se celebró la Santa misa por todos los difuntos a cargo del párroco Carmen Javier Hernández de la parroquia de Cristo Rey. A las celebraciones religiosas acudieron el alcalde su esposa y funcionarios y cientos de creyentes para rogar por el descanso eterno de quienes se adelantaron en el camino.
Conforme fueron pasando las horas, el flujo de personas aumentaban, aunque había varios accesos, donde más se registró ingreso fue por la avenida 2a del sector del sector Oriente, donde colocaron el centro de control de todas las corporaciones.
Se instaló en esta parte, elementos de Protección Civil Municipal y policía Municipal colocaron el filtro sanitario para la entrega de gel antibacterial, medición de temperatura, además de asegurarse que se coloquen los cubrebocas adecuadamente y quien no tuviera se le regalaba uno.
De pronto el sonido de un megáfono se escuchó, se pedía a todos el uso de su cubrebocas y a quien lo lo trajeran era señalado por su vestimenta y así rápido se lo acomodaban.
Se dividió el acceso en dos, uno de entrada y salida, las familias pasaban y duraban varias horas trabajando en el altar, muchos de ellos son verdaderas obras de artes, y reflejan el trabajo, dedicación y creatividad de la gente para dejar el sepulcro limpio y en las mejores condiciones posibles.
Varios visitantes compartieron a sus familiares esta tradición, donde se les enseña que la creencia es que los muertos regresan al plano material a visitar a sus familiares y amigos y a traer prosperidad o desdicha, y es importante que a sus difuntos no se les olvide.
Una de los hombres que compartió unas palabras fue Cruz Villa, quien apenas hace 7 meses su madre partió de este mundo y ahora acudió para limpiar la tumba de sus dos padres.
Don Cruz, traía un pañuelo y una gorra para tolerar un poco el sol, con un pincel remarcaba las letras de color dorado el sepulcro de sus difuntos.
“Todo el dolor lo lleva uno en el corazón, tiene uno que resignarse, igual expresarselo a la familia, porque ya se fueron nuestros padres y tenemos que seguir adelante”.
Esta vez llegó solo para evitar que sus hermanos -quienes fueron días antes- se aglomeraran y de esta forma acató la disposición del alcalde que fue solo 3 miembros de cada familia podrían ingresar por lapsos de dos horas.
Esta fue una de miles de historias que se tejieron dentro del recinto del último descanso eterno.
Por todos los pasillos se observaba el caminar de las visitantes y no se diga por el pasaje central y en el exterior, se podía apreciar todo el color y mejor aún los olores de los tradiciones platillos mexicanos como enchiladas, gordita, chilindrinas, papas caseras entre otras más.
Al ingresar se dejaba sentir el olor a gorditas rojas acompañadas de picadillo que preparaba el personal del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), además de las diversidad de puestos de venta de flor, caña, aguas frescas, frituras e incluso ropa y accesorios.
A la hora de los sagrados alimentos se pudieron observar todos los puestos de comida llenos por quienes salían de visitar a sus finados.
Por donde caminaban se podrían ver a los agentes de la dirección de Seguridad Pública Municipal, en recorridos pedestre y patrullaje por los escuadrones de bicicletas y motocicletas, lo que habló de un operativo de seguridad muy marcado.
Había otros que estaban en puestos fijos para asesorar a los visitantes e indicarles los accesos a seguir y los que estaban permitidos.
Al caer la tarde noche, las personas seguían llegando, con la misma intensión dar un de su tiempo para estar al lado de los suyos y atraer a sus memorias cada recuerdo que ya hace en el corazón y la mente.
Los panteones municipal, el recuerdo I, II Y III, Guadalupe, Terrazas y San Juan Pablo estarán abiertos hasta que se retire la última persona.
De esta manera la nostalgia, melancolía, dolor, tristeza y la alegría invadieron los recintos dando así vida a los panteones en día de los muertos.