Estilo de vida

Cada 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, el nombre de Marisela Escobedo Ortiz resuena con fuerza

Alejandro Daniel García Ferrel

 

 

Madre y activista, se convirtió en un símbolo de coraje y resistencia en México al enfrentar la injusticia con una determinación feroz.

Su vida es un relato vibrante de lucha contra la impunidad y la violencia de género que aún ensombrecen nuestra realidad.

Todo comenzó en 2008, cuando el feminicidio de su hija Rubí, de apenas 16 años, la lanzó a una batalla desigual.

Señaló al culpable, Sergio Rafael Barraza, lo rastreó con sus propios medios hasta Zacatecas y logró su captura.

Pero el sistema le dio la espalda: aunque Barraza confesó y reveló dónde estaba el cuerpo de Rubí, los jueces lo dejaron libre por “falta de pruebas”.

Lejos de rendirse, Marisela transformó su dolor en acción. Marchó, protestó y plantó cara frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua, exigiendo justicia a gritos.

Trágicamente, el 16 de diciembre de 2010, mientras mantenía su lucha pacífica, un disparo en la cabeza apagó su voz, pero no su legado.

Su muerte sacudió a México y al mundo, dejando una huella imborrable.

Este 8 de marzo, mientras ciudades como Madrid y Barcelona se llenan de marchas por la igualdad, Marisela nos interpela: su ejemplo arde como un llamado a no bajar los brazos, a seguir empujando por un mundo donde la justicia y el respeto a las mujeres no sean solo promesas

Creditos: Cuauhtémoc Noticias

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