El Día de Reyes en México, celebrado el 6 de enero, es una de las festividades más importantes en el país, especialmente para los niños. Esta celebración conmemora la llegada de los tres Reyes Magos (Melchor, Gaspar y Baltasar) a Belén, según la tradición cristiana, para llevar regalos al niño Jesús.

Aunque la festividad es el 6 de enero, la noche del 5 de enero es cuando comienza la celebración con varias tradiciones y actividades.

La víspera del Día de Reyes, en muchas ciudades y pueblos de México, se organiza una cabalgata en la que personas disfrazadas de los tres Reyes Magos recorren las calles, lanzando caramelos y regalos a los niños. Esta tradición es muy popular en lugares como la Ciudad de México y otras localidades.

Durante la noche del 5 de enero, los niños dejan sus zapatos afuera de la casa, junto con algunas golosinas o pasto para los camellos de los Reyes Magos, esperando recibir regalos al día siguiente. Este es uno de los momentos más esperados por los niños mexicanos.

El 6 de enero es común que las familias se reúnan para compartir la Rosca de Reyes, un pan en forma de círculo decorado con frutas cristalizadas. Dentro de la rosca se esconde una figura pequeña (generalmente una figura del niño Jesús) y, según la tradición, quien la encuentre debe organizar la fiesta para el Día de la Candelaria el 2 de febrero y proveer los tamales.

Las familias mexicanas suelen reunirse para celebrar este día, disfrutar de la Rosca de Reyes y pasar tiempo juntos. Es también una ocasión para intercambiar regalos y darles a los niños lo que esperaron con ilusión.

El Día de Reyes tiene un gran valor cultural y emocional en México, ya que representa no solo un aspecto religioso, sino también una celebración familiar y comunitaria. Para los niños, es un día lleno de magia y alegría, mientras que para los adultos es una oportunidad para fortalecer los lazos familiares y compartir momentos especiales.

Este día también marca el final de las celebraciones decembrinas y el comienzo del nuevo año con esperanzas renovadas.

Por: Elvira Romero

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