Preparado para lo inesperado: el poder del realismo optimista

0

Más Allá de los Límites

Preparado para lo inesperado: el poder del realismo optimista

¿Cuántas veces te has confiado y te has visto sorprendido por situaciones inesperadas que al final te terminan desviando de tu camino? Te hacen daño, te afectan, todo por no haber estado preparado. ¿Cuántas veces no ha sucedido eso? ¿Cuántas veces no has saboteado tu progreso o has estado imaginando la peor situación que podría suceder, que al final no deja de ser imaginación? Como dicen por ahí, el 90% de nuestros miedos nunca se hacen realidad, simplemente están ahí, habitando y ocupando espacio en nuestra cabeza. También dicen que hay una razón por la que un seguro de gastos médicos no está a la venta cuando lo necesitas. ¿Qué sucede? Lo tienes que comprar antes, te tienes que adelantar. Es simple prevención: en el momento que más lo necesitas no lo puedes adquirir.

Entonces, si te confías demasiado, puedes caer en una trampa. ¿Y cuál es esa trampa? La evasión, el positivismo tóxico, la evasión de la realidad, de que las cosas no están tan bien como realmente te gustaría que fueran. Evadimos la realidad e intentamos convencernos a nosotros mismos de que todo está bien. Eso sucede cuando nos confiamos demasiado. Y luego se da una situación inesperada y ¡pum!, por no haber prevenido, hay consecuencias.

Pero también está el otro lado de la polaridad, y es enfocarnos demasiado en nuestros miedos. Por eso te comparto esta frase: “El 99% de nuestros miedos nunca se hacen realidad.” Si nos obsesionamos con los miedos, podemos caer en una trampa opuesta. ¿Y cuál es esa trampa opuesta? La parálisis por exceso de análisis, el negativismo tóxico, y también el intentar convencernos a nosotros mismos de que nada está bien, que todo es un caos, que la vida no tiene sentido, que es horrible la situación, que es un callejón sin salida. Cuando realmente, quizá las cosas no están tan mal como nuestra mente nos está haciendo creer por enfocarse tanto en aquello que tememos.

Entonces, ¿cuál es la solución? Como decimos, “ni muy muy, ni tan tan.” Y es lo que quiero compartirte: espera lo mejor, pero también prepárate para lo peor. Sí, sé positivo, vive con esta buena energía positiva, pero siempre preparándote en la oscuridad para lo peor. Quizá los demás no lo van a ver, quizá los demás van a ver a una persona que es positiva, que está obteniendo resultados increíbles, pero detrás de cámaras tú estás preparado para lo peor. Como decía Michael Phelps, “Es lo que sucede en la oscuridad lo que te posiciona en la luz,” refiriéndose a todos los entrenamientos, toda la preparación que nadie ve, que sucede detrás de cámaras y que al final le permite ser posicionado en la luz y tener los reflectores encima.

Entonces, espera lo mejor pero prepárate para lo peor. No sé si has visto personas que ante tus ojos son sumamente exitosas, viven una vida increíble, relaciones increíbles, un estilo de vida que a ti te gustaría tener, y desde tu perspectiva, desde la luz aparentan que todo es fácil. Aparentan que conseguir y generar dinero es fácil, que construir y tener relaciones increíbles es fácil, que tener ese estilo de vida y hacer muchísimas cosas es fácil. ¿Y qué sucede? Sí, desde la luz es fácil, pero esas son personas que están preparadas para lo peor, están preparadas para situaciones adversas e inesperadas. Y por eso, cuando se presentan esas situaciones, desde afuera decimos, “¡Wow! Qué fácil lo pudo solucionar. ¿Por qué se le hace tan sencillo cuando para mí es tan complicado?” Pues ahí está la respuesta: no estamos preparados para lo peor, caemos en la trampa de la evasión del positivismo tóxico y de intentar convencernos a nosotros mismos de que todo está bien.

Entonces, esperar lo mejor nos impulsa a crecer siempre. Por supuesto que siempre espero lo mejor, pero eso debe ir acompañado de una preparación responsable y realista de las circunstancias, donde estés preparado para circunstancias inesperadas, para situaciones que ¡pum! de pronto hacen que cambie todo. Así como sucedió con la pandemia, muchas personas no estaban preparadas, estaban sumamente confiadas y ¡pum! llega la pandemia y les afecta, no estaban preparadas para lo peor.

Y tenemos que estar preparados para lo peor en todos los sentidos, no solo en el profesional o en el monetario económico, porque ese es el más evidente, sino en todos los aspectos. Como dicen por ahí, “la mejor forma de sanar una enfermedad es prevenirla, que nunca te dé.” Ahórrate las consecuencias de no haber estado preparado. ¿Sí me explico? Entonces, si nosotros somos capaces de integrar estas dos polaridades, de sí esperar lo mejor pero al mismo tiempo estar bien preparados, e integrarlas en lo más profundo de nuestro ser, vamos a ser una mejor persona al final del día. Como resultado natural, vamos a ser una mejor persona, garantizado.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *