Contextos y pretextos

Miguel Herrera Golarte / Editorialista

El viernes 22 de diciembre, próximo pasado, por medio del whatsapp del Consejo Editorial de Arde Editores Chihuahua, me enteré del estado de la salud de nuestra querida amiga Juana María… nunca perdí la esperanza de que venciera a la enfermedad, y que de la mano del creador, volviera del camino de luz… Lamentablemente no fue así…

En junio o julio del año pasado me comuniqué vía telefónica con ella, motivos sobraban, el principal el agradecerle me hubiera enviado con María Merced su último poemario: ABEDULES DE LUZ, una verdadera joya tanto desde el punto de vista literario como editorial… un libro hermoso que merece leerlo una y otra vez… en silencio… poema a poema… sin prisas…

En esa ocasión le comenté qué su misticismo lo hermanaba con los salmos, con la poesía de Santa Teresa de Jesús, con Tomás de Kempis, con Elías Nandino… Para entonces apenas llevaba la mitad del poemario (y por supuesto no había leído la presentación de Silvia Pratt “Una mariposa sobre el abedul”, por no querer un análisis anterior a la degustación-paladeo, del placer de la lectura-reflexión).

En esa plática retomamos el tema de los haikús que ambos cultivamos, ya tenía en sus manos el poemario que le había enviado (90 Haikús del Desierto), también de sello Arde Editores Chihuahua.

Me tardé varios meses en leer-disfrutar-paladear-degustar los CCLX (¡¡¡Doscientos sesenta!!!) poemas… los leí como recomiendo leer los haikús… uno por uno… y después de leerlo… cerrar los ojos… abrirlos y volverlo a leer… en soledad para que si es necesario LEERLO EN VOZ ALTA…

Ya voy en la segunda vuelta… Ya leí a Silvia Pratt…

Les comparto algunos ABEDULES… completamente al azar… con la certidumbre de que todos están llenos de LUZ:

I

Señor… cierro los ojos

en la oscuridad

en la oscura edad y más veo

del alma… el silencio

y los destellos

de tu inmenso corazón.

XXX

Aleja Señor la tribulación

y cólmanos de tu Espíritu

de Amor

beberemos de tu venero

de Agua Viva

¡sálvanos sin tardanza Dios mío!

LXXII

Que se cimbre el limonero

bajo el cielo raso

y con el verdín se confabule… Señor

tan sólo para aclamarte

y bendecirte Dios.

CLXXIII

Te venero en el silencio

y en el grito con alma

corazón y espíritu

Señor de la vida:

ven a sembrar

esperanza en la angustia.

Silvia Pratt en “Una mariposa sobre el abedul”, nos ilustra: “Juana María ha seguido fielmente la tradición de la poesía judeocristiana y ha abrevado en la poesía mística de San Juan de la Cruz y de Santa Teresa de Jesús. En este libro da testimonio de ello y recurre a la divinidad como motor de su existencia.

La figura divina se hace presente en los versos como un solo ser, pero es cualquiera de sus tres personas distintas, dogma sobre la esencia de Dios en el cristianismo.”

Y más adelante Silvia nos dice:

“A lo largo de este diálogo con la divinidad, advertimos una búsqueda inagotable de gracias: consuelo en la aflicción, sosiego, protección, curación, imploración de salud, amparo, confianza, salvación, iluminación, esperanza, fe, purificación, fortaleza. Todo esto es comprensible porque justamente Juana María escribió este poemario durante los dos años de pandemia. Si bien todos conocíamos que en diversas épocas históricas se habían presentado ciertas enfermedades, como la lepra en tiempos de Jesucristo que podríamos vivir una situación semejante: el jinete apocalíptico estaba ante nosotros. Fue difícil aceptar esa realidad, pero más complejo sería vivir el confinamiento. Y había dos formas de asumir este trance: hundirse en la negrura o sublimar el infortunio. Juana María eligió la segunda opción y decidió volcar en sus versos sus angustias e inquietudes recurriendo a una presencia superior”.

Para variar abusé de Las negrillas y subrayados, no lo pude evitar, son exlusivamente responsabilidad de este escribidor, espero que sirvan para dar enfásis.

Claro, como dice Silvia Pratt: “Juana María Naranjo, la poeta, la mística, es como una oruga que se transfiguró durante la pandemia, se renovó a través de los versos de Abedules de LUZ. Esa metamorfosis la transformó en una mariposa que se refugia en el tronco del abedul para protegerse y siempre vuelve a él”.

ABEDULES DE LUZ me recuerda a GOROSTIZA, Omar Khayam, Gibrán Khalil Gibrán, Tomás de Kempis, Neruda y sus “Cien sonetos de amor” dedicados a una sola mujer,…

ABEDULES DE LUZ me recuerda en especial el Poema a mi Dios, larguísimo por cierto, de Elías Nandino, en especial los primeros y los últimos versos:

“Dios mío: ¿dónde estás? ¿En qué lugar

te escondes de mi angustia y de mi pena?

¿Por qué no me respondes cuando suena

mi voz que te pregunta sin cesar?

¿Acaso no me escuchas? ¿O es que en vano

te busco y te persigo noche y día?

¿O es que eres como el aire, que vacía

mi mano cuando intenta aprisionarlo?

¿O es que eres como el mar, que se dilata

sin orillas ni fondo, y se resiste

a dejarse sondar por quien lo mira?

¿O es que eres como el sol, que se arrebata

a la vista que quiere contemplarte,

y solo deja ver su ardiente estela?”

Y TERMINA Nandino:

“Dios mío: yo no sé… Pero si he de verte

alguna vez, dime: ¿cómo eres tú?

¿Eres acaso como el sol, que deslumbra

con su fulgor de fuego y de energía?

¿Eres acaso como el mar, que desliza

su onda de azul y de armonía?

¿Eres acaso como el aire, que acaricia

con su soplo de vida y de alegría?

¿Eres acaso como la flor, que perfuma

con su aroma de amor y de poesía?

¿Eres acaso como la estrella, que fulgura

con su brillo de luz y de guía?

Dios mío: yo no sé… Pero si eres

así o de otra manera, dime: ¿por qué te quiero yo?

¿Te quiero acaso porque eres el origen

de todo lo que existe y de mí mismo?

¿Te quiero acaso porque eres el sentido

de todo lo que pienso y de mí mismo?

¿Te quiero acaso porque eres el aliento

de todo lo que siento y de mí mismo?

¿Te quiero acaso porque eres el acento

de todo lo que digo y de mí mismo?

¿Te quiero acaso porque eres el sustento

de todo lo que vivo y de mí mismo?

Dios mío: yo no sé… Pero si te quiero

así o de otra manera, dime: ¿tú me quieres a mí?”

ABEDULES DE LUZ, les confieso-comparto es un compendio poético adictivo.

Gracias Juana María, para mí no te has ido… me dejaste ABEDULES DE LUZ que me acompañará mientras viva… Gracias Juana María…

Hasta pronto… diría Sabines: “NO LO SÉ DE CIERTO… LO SUPONGO…”

Las negrillas y subrayados son responsabilidad del escribidor.

MIGUEL HERRERA GOLARTE

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *