Ciudad Delicias, Chihuahua, a octubre de 1942.
En la década de los 40s del siglo pasado, durante los años de de oro de la producción algodonera local, surge Bodegas de Delicias,que con su producción vinícola le dio valor agregado al cultivo de la uva.
En una de sus fotos dominicales, de 1963, coleccionada por el clan Cano Blake, está don Carlos Guillermo Blake Arias, fundador en jefe de Delicias.
Lo vemos en uno de los patios de la empresa que creó junto con un grupo de avezados agricultores, que le dieron al clavo: en poco tiempo, los brandys y vinos generosos producidos ahí revolucionaron la economía regional y le dieron lustre nacional e inclusive internacional a Delicias.
La etiqueta insignia fue Brandy Dorado, nominada así en recuerdo de los Dorados de Villa.
Antes, por mera precaución, le pidieron permiso a doña Luz Corral, una de las veinte y tantas viudas consolables que dejó enamoradizo Centauro del Norte.
Además del permiso, la contentaron con generosas regalías, que venía pontualmente a cobrar.
Un día de cobranza, un pobre velador que se había quedado a trabajar horas extras, tuvo la mala ocurrencia de decirle algo cuando la dama tomó un racimo de uvas que tenían oreándose en un montón.
Jamás lo hubiera hecho: le sobraron mentadas y cachetadas,hasta que llegaron a quitárselo.
El Dorado era tan puro, pegaba tan fuerte, que los parroquianos que acudían a las cantinas a gastar el chivo, se quejaban con los cantineros: “Oyes, te pedí un pisto, no toda la División del Norte”.
También destilaron Sn Peliphe el Real y otros caldos de la felicidad, entre ellos el Vino de Consagrar, que por influencias de Antonio Guízar y Valencia, Arzobispo de Chihuahua, fue adoptado por las iglesias católicas para la celebración de las misas.
En la otra toma, de los Guillén Porras, igual del 63, posa el equipo de basquetbol de la Prepa 20/30 que obtuvo el primer trofeo para su escuela.
A través del lente mágico del tiempo, nos miran, de pie,de izquierda a derecha, Armando Gutiérrez, Chuy Villarreal,Carlos Tapia,Francisco Javier Mendoza y Danny y Humberto Torres Chávez.
En cuclillas, en el mismo orden,Raúl Morales,José García,el couch Macario Guillén Rosales, Jesús Manuel Romero y Adalberto Lavenant.
Se ven muy contentos,olvidando momentáneamente las carrilas que les ponía su entrenador,que al grito de “Ándenle,inutiles”, les picaba el orgullo y los convertía en unas fieras.
A la distancia de tanto tiempo, su recuerdo está presente en nuestra historia,tanto para quienes cruzaron el dintel de la eternidad como para los que siguen navegando en este mundo de altas,bajas, buenas,malas, regulares, en este mundo, finalmente, en este mundo feliz.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *