
En Poza Rica, Veracruz, la lluvia no solo inundó calles, también desbordó emociones. La avenida Porfirio Díaz se convirtió en un río imparable que arrasó con casas, autos y esperanzas. Pero, entre el caos y el ruido del agua, una escena detuvo el tiempo.
En medio del torrente, una pareja de adultos mayores se abrazaba con fuerza. No corrían. No gritaban. Solo se sostenían el uno al otro, como si ese abrazo fuera el último refugio posible ante la furia del agua. No tenían mucho, pero lo que sí tenían —su amor— era suficiente para resistir.
La imagen fue captada por un vecino y se volvió símbolo de algo que no se puede medir en litros ni en pérdidas materiales: la ternura en medio de la tragedia.
Gracias a la pronta acción de los equipos de rescate, ambos fueron trasladados a un refugio, donde hoy descansan a salvo. Pero la foto de ese abrazo ya recorrió el país entero, tocando fibras que van más allá de la compasión: nos recordó lo verdaderamente esencial.
Cuando el agua lo arrastra todo, el amor —ese vínculo silencioso e invisible— es lo único que permanece a flote. 🌊🤍




